Una vez obtenido el vino base, se procede a llenar la botella en conjunto a una adición de levadura y azúcar, produciendo luego una segunda fermentación de la cual proviene el gas carbónico, que permanece en la botella como burbujas. Las botellas se tapan con tapa corona y bidul, se colocan en posición horizontal y permanecen así un mínimo de 8 meses para su crianza sobre sus lías, redondeando el vino en boca y a nando su aroma. Concluida la crianza, las botellas son colocadas en pupitres para la remoción de sedimentos de la fermentación, en donde se busca la decantación hacia el pico de la botella y su posterior degüelle. En esta etapa se congela el cuello, se quita la tapa corona y con ella se expulsa la parte congelada con las levaduras remanentes. Finalmente, se rellena la botella con licor de expedición, se tapona con el corcho de nitivo y se coloca el bozal.