Una vez obtenido el vino base, se llena la botella junto con adición de levadura y azúcar, para la producción de una segunda fermentación dentro de la botella de la que proviene el gas carbónico el cual queda como burbujas. Las botellas se tapan con una tapa corona y son colocadas en posición horizontal y así permanecen un mínimo de 12 meses sobre sus lías, redondeando el vino en boca y elevando sus aromas. Una vez finalizada la crianza, las botellas se colocan de manera vertical invertida para la eliminación de sedimentos de la fermentación, donde se busca la decantación hacia la punta de la botella y su posterior degüelle. En esta etapa se congela el cuello, se retira la tapa de la corona y con ella se expulsa la parte congelada con las lias de levaduras. Por último, la botella se llena con un licor de expedición, se tapa con el corcho final y se coloca el bozal.