Sus uvas provienen de lotes seleccionados de parras añosas ubicadas en Luján de Cuyo, en las afueras de Mendoza, y de Altamira, un poco más al sur.
En Luján de Cuyo, los suelos demuestran gran diversidad dependiendo de la cercanía de los viñedos a las montañas o al río Mendoza y habitualmente se componen de capas de origen aluvial con un perfil de limo, piedra y grava.
En Altamira, las parras crecen a 1000 metros sobre el nivel del mar en los suelos aluviales del lecho del río Tunuyán.
Es un vino bien equilibrado con elegante expresión de Malbec, Cabernet Sauvignon y Ancelotta. Color rojo rubí oscuro. La nariz muestra expresivas notas de frambuesa, café e higo. Complejo y jugoso en el paladar con aromas de ciruela, fruta y especias.