Las uvas fueron colocadas enteras en las barricas para que el mosto esté en contacto con la piel hasta los 2/3 de la fermentación. Esta maceración hecha con los hollejos aporta estructura y frescura tánica. Luego el chardonnay terminó su fermentación separado de la piel, en barricas donde permaneció hasta el fin del invierno con regulares batonajes.