El punto de partida del proyecto es la mínima extracción, vinificar por gravedad, con grano entero, y levaduras indígenas. Con el fin de crear vinos originales y auténticos, que se centran en trasmitir pureza y tipicidad en cada botella. Reflejan calidad e identidad a partir de la selección de parcelas, la viticultura en el terreno y la fecha de cosecha. Normalmente austeros en la entrada de boca y nariz, concentrados y con gran impacto en el retrogusto. Muestran el lado acido, largo, vertical, y ganan mucho con el tiempo.
Asertividad ante el arco, asertividad en un corte entre lo salvaje de Gualtallary y la delizadeza de Altamira, golazo de mitad de cancha en la vida de Manusa y en este vino.
Partida limitada de 900 botellas.