Se realizan trabajos suaves utilizando levaduras seleccionadas e indígenas en barricas de roble francés de 225 litros con temperaturas entre 26 y 28° C. Luego, el vino es descubado y trasegado a las mismas barricas donde realiza la fermentación maloláctica. Se embotella sin estabilizar ni filtrar para conservar intactas la totalidad de sus caracteres.