En el paisaje agreste de Hilario, a una distancia de 25 km de Barreal, se alzan majestuosos los viñedos centenarios de más de 80 años de edad.
Estas cepas, testigos del paso del tiempo, son el alma de los vinos de montaña que aquí se elaboran. En este lugar, la historia se entrelaza con la naturaleza, dando vida a una viticultura arraigada en la tradición y el respeto por la tierra.
Las variedades ancestrales, cultivadas, son la esencia misma de este terruño único. Con una viticultura natural y el uso de levaduras nativas, se preserva la autenticidad de cada cosecha, creando vinos que capturan la esencia pura de este lugar.
Cada botella es un tributo a la historia, a la tierra y al arte de la viticultura en su forma más genuina.