El Sacha Tigre visita a los norteños en la quietud de la noche, acechando, agazapado, el instante perfecto para atacar. Algunos logran ver el destello de sus ojos en la oscuridad, otros, el reflejo de la luna en su pelaje. El misterio lo envuelve, todos saben de él, pero pocos se atreven a nombrarlo.
Un vino que reune dos viñedos de la Quebrada de Humahuaca, ubicados en Quisquri y Chuschuyoc. El cruce de estos terruños potencia el aire fresco de altura, el sol radiante y las uvas, que crecen cerca del cielo estrellado.
El resultado es un blend de antiguas parras de criolla chica y criolla grande, que ofrece una sensación tan única y enigmática como el felino del Norte.